Cientos de jóvenes de la Diócesis participaron en la JDJ de Villafranca de los Barros, donde nuestra comunidad compartió experiencias de fe y servicio, enfocadas en la actualidad del mensaje del Buen Samaritano.
El pasado 15 de noviembre durante la celebración de la Jornada Diocesana de la Juventud (JDJ) nuestro Colegio San José participó en el encuentro, asistiendo desde primera hora a la acogida de la jornada para muchos de los asistentes como en otros momentos del día.
Pero nos centramos en la comunidad de Pastoral porque nuestros jóvenes participaron en los talleres, diseñando y dirigiendo un espacio de reflexión enfocado en la conexión entre la fe, el servicio y la vida.
Encontrar a Dios a través de las «Experiencias y Parábolas» fue concretamente el taller liderado por miembros de la Pastoral del Colegio, que se centró en la fuerza narrativa de las parábolas evangélicas para iluminar el compromiso personal.
La experiencia de misión: La sesión se inició con un testimonio personal de una misión vivida en Perú, sirviendo de ejemplo de cómo Dios se manifiesta en el camino y en los lugares a los que somos llamados.
El Buen Samaritano en la vida real: El núcleo del taller fue la Parábola del Buen Samaritano. Los participantes fueron invitados a compartir en pequeños grupos situaciones personales donde ellos habían decidido ayudar a alguien o, por el contrario, habían optado por no hacerlo. La dinámica buscaba manifestar cómo Dios se hace presente en nuestra vida y en nuestras decisiones.
La jornada para nuestro grupo comenzó con una oración inicial en la Capilla de San Francisco Javier y después con se unieron al resto de grupos de otras muchas parroquias en el EFEVI, donde se llevaron a cabo la oración inicial conjunta, el desayuno y la fiesta musical de la tarde, tras la comida. Participamos también en la Eucaristía en la Parroquia de Santa María del Valle.
«Agradecemos desde la Pastoral MAGIS y las comunidades de Pastoral del Colegio San José a todos los jóvenes y colaboradores que hicieron de esta Jornada Diocesana una experiencia de fe profunda y de compromiso con el lema ignaciano de ser «hombres y mujeres para los demás».