La sociedad actual está inmersa en un cambio permanente, donde las tecnologías y los flujos de información han tomado una importancia capital. Al mismo tiempo, esta exige unas sólidas competencias personales que permitan adaptarse a los entornos dinámicos y colaborativos donde tiene lugar habitualmente la actividad profesional.
Es cierto que la educación aún arrastra inercias del siglo XX, pero la realidad del siglo XXI es diferente, y por tanto, la escuela no puede seguir siendo la misma. La escuela debe saber dar respuesta a las necesidades actuales y futuras, por lo que nuestra propuesta educativa promueve una transformación profunda tanto a nivel metodológico, organizativo como de arquitectura.