Hay cosas en nuestra vida que, de alguna forma, son reflejo de Dios. Quizá no lo veamos tal y como es, pues siempre es mayor que lo que percibimos. Pero hay algunas formas de vivir, de ser, de estar y de querer, que nos hablan de Dios… Y la amistad es una de ellas.
Nos alegramos de tener gente cercana. Vidas que se cruzan con las nuestras. Rutas que hemos recorrido juntos (al menos algún trecho), por senderos que a veces se separan y luego se entrecruzan de nuevo.
Somos afortunados porque hay nombres que forman parte de nuestras vidas, no como un apunte en una agenda, sino como una historia compartida. Es importante darnos cuentas de quiénes son ‘nuestras gentes’…aquellos que confían en nosotros… Ahora toca dar más que recibir, abrir nuestros corazones a los demás…SEÑOR LLÉNANOS DE TU ESPÍRITU PARA ENTENDER QUE ES LA AMISTAD, EL AMOR.