San Ignacio nos invita a contemplar que es el propio Jesús quien nos dice VEN, SÍGUEME para descubrir y experimentar lo grandes que pueden ser nuestros deseos cuando descubrimos cómo Dios quiere contar con nosotros para su misión. La acción la encontraremos en nuestro día a día, especialmente en aquellos «lugares» que son FRONTERAS. Algunas son muy cercanas: nuestros miedos, fracasos, limitaciones o prejuicios. Otras están algo más alejadas: la desigualdad, la violencia, la guerra, el hambre de justicia… Las armas no serán otras que el amor, la fe y la esperanza que el Espíritu de Dios, que habita en nosotros, vaya alentando en nuestro corazón.